LA LLAVE DEL ALIENTO DE LA VIDA
El ankh es el amuleto egipcio más conocido por todos.
Era el símbolo de la vida, del aliento vital.
Su forma se corresponde al signo jeroglífico que significa vida.
El ankh es como una pila, que nos recarga y produce vida, y por tanto se recomienda llevarlo diariamente.
En el antiguo egipto se llevaba colgado en el cuello, y se colocaba en las momias de los faraones y aparecía en la mano de los dioses en las diferentes representaciones de los mismos. Son muy numerosos los grabados y esculturas en los que aparece un dios o diosa con la cruz en la mano, acercándosela a la nariz de algún otro dios o protegido. Con este gesto el portador de la cruz insuflaba aliento de vida al otro, quien a su vez, lo recibía a través de las ventanas de su nariz.
Si el ankh significa vida, y se exhibe continuamente, estamos hablando de vida continua.
Al hablar de vida continua, si el ank, por ejemplo, en el antiguo Egipto se colocaba sobre un difunto, lo que estaban haciendo era cargándolo de energía o vida.
Como símbolo de la imperecedera fuerza vital fue representada en las paredes de templos y en estelas. Aparece grabado en piedra en los dinteles de las puertas de los templos. También solía grabarse en bajos y altos relieves como el centro de un motivo ornado por báculos de Anubis y navegando sobre la Barca Solar.
El significado del nombre de Akh-en-aton es "Simbolo Vivo de Aton"
El significado del nombre de Tuth-ankh-amon es "Imagen Viviente del señor dios Amón"
AUGEOIDES O AUGOIDE
El alma del hombre está compuesta por:
- una ENTIDAD, una CONCIENCIA PERMANENTE. Es inmortal. No perece tras la muerte del cuerpo físico. Esto es lo que se denomina EUGOEIDES
- Este Eugoeides está envuelto por un ovoide de materia resplandeciente, luminosa y delicada.
El conjunto de eugoeides i el ovoide de materia resplandeciente, tenemos la HABITACIÓN PERMANENTE DEL ALMA o CUERPO CASUAL. En este cuerpo casual vive el alma inmortal y eterna hasta que es reabsorbida por el Espíritu.
Para ella no hay nacimento, niñez, vejez ni muerte. Es inmortal.
Va creciendo en el poder de amar, pensar, y obrar con el paso de los siglos, adiestrándose en algún aspecto de la vida a través de las experiencias de sucesivas vidas. Crecerá hasta llegar a un punto en que alcanzará la felicidad suprema, y podrá cooperar
en la realización del plan de Dios en la Tierra, siendo reabsorbida por el Espíritu.
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